Los hijos de la Tierra III - Los cazadores de mamuts

Después de unos meses en el Valle de los Caballos, la pareja formada por Ayla y Jondalar inicia un nuevo viaje. Tras encontrarse con los Mamutoi, también Neanderthales, deciden permanecer una temporada con ellos.
Los mamutoi son cazadores de mamuts que ya utilizan los huesos y el marfil para tallar esculturas, construir viviendas y fabricar herramientas, y con su piel cosen vestidos. El respeto que sienten por la naturaleza hace que, además de cazarlos, honren espiritualmente a estos animales.
En la relación entre Ayla y Jondalar surgen las primeras dificultades cuando coinciden con Ranec, un hombre atractivo de rasgos exóticos que se enamora de Ayla

Título: Los cazadores de mamuts
Título original: The mammoth hunters
Autor: Jean M. Auel
Saga: Los hijos de la Tierra #3
País e idioma de origen: Inglés (EEUU)
Género: Novela, histórico
Editorial: Maeva
Encuadernación: Rústica
Número de páginas: 648
Fecha de publicación: 2011 (Original: 1985)
ISBN: 978-84-15120-15-5
Precio: 10,45€

Saga

Opinión de Cristina

(CON spoilers)

En esta estrega de Los hijos de la Tierra seguimos el camino de Ayla y Jondalar que se encuentran con los Mamutoi, pueblo con el que se quedan a vivir y con los que Ayla entabla relación por fin con más seres de su especie. Toda la novela se desarrolla en el campamento de los Mamutoi y nos cuenta como Ayla se adapta a esta nueva sociedad, el contraste con las costumbres y formas de pensar del Clan y como avanza (o en este caso, retrocede) su relación con Jondalar.

De los tres libros este ha sido el que me ha resultado más pesado, como he dicho, se centra unicamente en la vida y costumbres de los Mamutoi y cómo contrasta con la forma de ser y de pensar de Ayla. Estos pensamientos de Ayla son exteriorizados por la autora y se repiten con frecuencia excesiva, creo que los lectores ya se dan cuenta de las diferencias existentes y no hace falta que  lo estén recordando continuamente. Otra de las razones es que  todo se sigue explicaciones con lujo de detalles: fabricaciones de pieles, tallas en la piedra, formas de cazar etc.,  y muchas veces terminaba saltando párrafos para ir al grano.

Lo último que no me ha gustado y me ha tenido desesperada casi la totalidad del libro es la relación que más que avanzar, va poco a poco desapareciendo entre Jondalar y Ayla. Los malentendidos que tan entrañables me habían parecido entre ambos en el libro anterior en esta ocasión, han terminado poniéndome de los nervios.

Ayla lo tiene medio perdonado porque todavía tiene muy presentes las normas del Clan y no asocia el sexo con el amor, peor lo de Jondalar no tiene perdón. Tan espabilado que es para unas cosas y luego no es capaz de acercarse a Ayla y dejarle sus sentimientos claros. En fin, que de vez en cuando hasta pensaba que se lo merecía por tonto. Además Jondalar no me termina de caer bien, sus prejuicios sobre Ayla, el Clan y su hijo Durc no me cabían en la cabeza si tan enamorado estaba de ella, sobre todo teniendo en cuenta que hasta él mismo lo razonaba, pero no terminaba de decidirse.

Con respecto al resto de personajes, encontramos una gran variedad de ellos entre el pueblo de los Mamutoi. El más destacable Rydag, un niño mitad Clan-mitad humano que gracias a Ayla y a su capacidad para enseñar el lenguaje de signos permite que el niño, que estaba aislado en el Campamento se pudiese integrar con el resto.

En fin, de momento voy a dejar aparcada esta saga, que queda medio cerrada, al menos en lo que respecta a la relación de Ayla y Jondalar, y si me da mucho mono lo continuaré el próximo verano, porque las siguientes entregas son muy muy largas.